La República Democrática del Congo posee el 80% de
las reservas mundiales estimadas de coltán. Como este mineral está considerado
como un recurso no renovable altamente estratégico, existe una guerra en el
Congo desde 1998 por el control de los yacimientos. Esta guerra, directamente
relacionada con la explotación de este mineral, arroja un saldo de más de 5,5
millones de víctimas, lo que supone el mayor número de muertes desde
la Segunda Guerra Mundial.
Un informe reciente del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas ha reportado que una gran cantidad de este mineral está
siendo explotado de forma ilegal y trasladado de contrabando a través
de las fronteras por milicias de las vecinas Uganda, Burundi y Ruanda. Se
estima que el ejército ruandés ha tenido un beneficio de como poco 250 millones
de dólares en unos 18 meses de venta de coltán. Sin embargo, estas estimaciones
son difíciles, puesto que Ruanda tiene sus propios depósitos de coltán,
haciendo que el mineral adquirido mediante el contrabando sea difícil de
identificar.
El contrabando de coltán también se ha identificado como la
mayor fuente de ingresos para la ocupación militar del Congo. Los gobiernos de
los tres países identificados por las Naciones Unidas como
contrabandistas de coltán han negado estar involucrados.
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